El Class Bàsquet Sant Antoni no ha dicho todavía su última palabra en la fase de ascenso a la Primera FEB. La derrota frente al Melilla Ciudad del Deporte (105-87) ha complicado mucho las cosas a nuestro equipo, pero queda la vuelta que se jugará en el Pabellón de Sa Pedrera el próximo fin de semana. El polideportivo debe ser una olla a presión y estoy seguro de que la afición no fallará para dar el empujón necesario al equipo entrenado por David Barrio. Sa Pedrera tiene que ser una caldera, el sexto jugador; y lo será. ¿Y si entre todos hacemos algo grande? ¿Y si entre todos escribimos la página más bonita del club? Vamos a intentarlo porque no hay nada que perder.

Desde que acabó el partido en el José Imbroda tengo en la mente una cifra: 23 puntos (mítico dorsal, por cierto, de un grande como Jordan). Son los que necesita el Sant Antoni para abrir las puertas de la gloria. Y tengo motivos para creer que es posible darle la vuelta a la eliminatoria. Primero, porque tenemos ejemplos cercanos de que se puede hacer. No sería la primera vez que un equipo recupera un marcador tan adverso. Porque el baloncesto es maravilloso y permite gestas de este calibre. Si buscamos, encontraremos muchas muestras de ello, incluso en esta misma fase de ascenso (como demostró el Fibwi Palma frente al Caja 87, remontando un -29).

Pero, además, dos rivales del Melilla Ciudad del Deporte nos han enseñado, esta misma temporada, que es posible tumbar a este Goliat. Los de la ciudad autónoma cayeron en Cáceres por 26 puntos; y en Archena lo hicieron de 24 puntos. De hecho, de las 14 derrotas que han sufrido este curso (entre Copa de España, fase regular de la Liga y ‘play-off’ de ascenso) 12 han sido a domicilio. Sabemos sus puntos fuertes, pero también conocemos una de sus grandes debilidades. Hagamos de Sa Pedrera un lugar incómodo para el Melilla. Que nuestro pabellón se convierta en nuestro particular ‘infierno’ para el rival. Serán bienvenidos, pero deben saber que todavía tienen que noquear al Sant Antoni.

Pero, sobre todo, creo que esta remontada, complicadísima donde las haya, es posible porque confío en la plantilla, confío en los jugadores y confío en cada uno de los integrantes del club. Todos, como una familia, han colocado al baloncesto ibicenco masculino en cotas inimaginables hasta la fecha. El Sant Antoni ha pasado de no ganar ningún partido de ‘play-off’ de ascenso a disputar dos finales para dar el salto de la antesala de la ACB. Llevo muchos años de periodista y nunca pensé que sería posible. Se logró y algún día de estos también va a llegar el ascenso a Primera FEB. Vamos a pelearlo el próximo sábado. Vamos a crear entre todos el ambiente de que la remontada es posible. Sé que los jugadores se van a dejar hasta la última gota de sudor y que las gargantas ibicencas van a rugir hasta la extenuación. Creamos que es posible porque así lo haremos realidad. Como dice la campeona de bádminton Carolina Marín, ‘Puedo porque pienso que puedo’. Y este Sant Antoni puede hacerlo.

La nave ibicenca está tocada, pero no hundida. El proyecto, que comenzó como un pequeño ‘llaut’ cargado de ilusiones, es ya un flamante yate que sigue soñando en grande y que se ha ganado el respeto del baloncesto nacional. Si el ascenso no llega esta temporada lo hará en otra, pero llegará. Estoy convencido. Pero hay que intentarlo el próximo sábado. Porque como canta Sabina, ‘puede ser un gran día’. Apunten en sus agendas y no falten: 31 de mayo, 20.00 horas. Día D, hora H. No será una batalla ‘bélica’ como la de Normandía, pero sí una fiesta del baloncesto en nuestra casa, nuestro Pabellón de Sa Pedrera. ¿Y quién sabe si el desenlace será historia del deporte pitiuso?